Preparar el ajo: Pela los dientes de ajo y pícalos finamente. Si prefieres un sabor más suave, puedes usar un prensador de ajo para obtener una pasta más uniforme.
Cocinar el ajo: En una sartén grande, calienta una cucharada de aceite de oliva a fuego medio. Añade el ajo picado y cocina, removiendo constantemente, hasta que esté dorado y fragante, pero no quemado (aproximadamente 2-3 minutos). Retira del fuego para evitar que el ajo se queme.
Mezclar los ingredientes: En un bol grande, combina la mantequilla ablandada con el ajo cocido. Usa una espátula para mezclar bien hasta que obtengas una pasta homogénea.
Sazonar: Añade sal y pimienta al gusto. Si optas por usar perejil fresco, pícalo finamente y mézclalo con la pasta de ajo.
Enfriar y servir: Deja que la pasta se enfríe a temperatura ambiente. Luego, transfírala a un frasco hermético y refrigérala. La pasta se mantendrá en buen estado por hasta 2 semanas.