Pelar y cortar la calabaza: Retira la cáscara y las semillas de la calabaza. Luego, corta la pulpa en cubos pequeños para que se cocinen de manera uniforme.
Cocinar la calabaza: En una cacerola grande, coloca los cubos de calabaza y agrega el azúcar, el jugo y la ralladura de limón, la rama de canela y la vaina de vainilla (o el extracto de vainilla). Si decides usar la manzana rallada, agrégala también en este momento.
Cocción lenta: Cocina a fuego medio-bajo, removiendo ocasionalmente, hasta que la calabaza esté suave y el azúcar se haya disuelto por completo. Esto tomará aproximadamente 45 minutos a 1 hora.
Transformación en Mermelada:
Triturar la mezcla: Una vez que la calabaza esté completamente cocida y deshecha, retira la rama de canela y la vaina de vainilla. Luego, utiliza una batidora de mano o un procesador de alimentos para triturar la mezcla hasta obtener una textura suave y homogénea.
Continuar la cocción: Regresa la mezcla triturada a la cacerola y cocina a fuego bajo por unos 15-20 minutos más, removiendo constantemente para evitar que se pegue. La mermelada estará lista cuando al pasar una cuchara por el fondo de la cacerola, la mezcla se separe formando un surco.
Esterilización de frascos: Mientras la mermelada se termina de cocinar, esteriliza los frascos donde la vas a guardar. Para hacerlo, hiérvelos en agua durante 10 minutos y déjalos secar completamente.
Envasado: Vierte la mermelada caliente en los frascos esterilizados, llenándolos hasta el borde. Tapa los frascos y colócalos boca abajo durante 24 horas para crear un vacío que ayudará a conservar la mermelada.
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